Me gustaría hablar de un sentimiento en concreto: cuando la persona que amas está mal. En mi caso, duele más que mis propios problemas. Es como una punzada de dolor en el pecho y en el estómago, es como que una parte de ti se va consumiendo lentamente, como si se quemara dentro de tí. Yo deseo ver su preciosa sonrisa más que nada, pero esta noche está apagada, debo hacerle feliz. Su felicidad es mi seguridad. Y él más que nadie merece ser comprendido y amado, y para eso estoy yo, que le seguiría hasta el fin del mundo, porque es lo mejor de mi vida. Por él cruzaría las barreras de la distancia, del olvido, del deseo, cruzaría el mar, el mundo entero si hiciera falta para estar a su lado.
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