El
tacto del agua cayendo por tu piel, el sonido, el calor. Parece
relajante, ¿verdad? Pues a veces, en mi caso, no lo es. En lo que
parece ser un tiempo agradable, acabas queriendo no haber entrado. Al
principio estás calmado, descansas. Pero luego empiezas a pensar en
las cosas, en los problemas, incluso en recuerdos. Empiezas a ver las
cosas malas, le das mil vueltas a todo. Te alteras. Y cada vez van
surgiendo más imágenes y pensamientos en tu mente, como pájaros
rondando y dando vueltas alrededor tuyo. Aumenta el pulso, aumenta la
ansiedad. Y de golpe, aparece una gran pregunta: ¿Estoy perdiendo la
cabeza? ¿Realmente debo plantear así todo? ¿Soy así? Y al cabo de
300 preguntas más, aparece la definitiva, la que te hace plantear,
questionar y pensar si verdaramente has hecho bien en todo, a pesar
de los errores y las alegrías, si realmente estás donde deberías
estar o encajas: ¿Quién soy?. En lo que es toda la confusión de mi
cabeza, nunca pensé que me preguntaría eso, realmente, no me
conozco tal y como pensaba. Realmente aún no he encontrado mi razón
de estar aquí. Quiero pensar que algún día sabré porqué estoy
aquí, en este mundo, en esta ciudad, siendo yo. Quiero pensar que
todo lo malo me lo compensará lo bueno, quiero pensar que todas las
lágrimas en las que me he ahogado algún día serán sólo risas.
Quiero pensar que el amor lo cura todo, pero eso, sólo son cuentos
de hadas, no todo es bonito, aunque ahora estemos felices, no todo
irá siempre bien, no quiero tentar a mi mala suerte, no quiero
perder a nadie, pero...las historias de miedo asustan a las de hadas,
los lobos se comen a las ovejas y las locuras ganan a lo decente. Y
dentro de todo este caos, estoy yo, que no estoy ni de una parte ni
de otra, simplemente soy alguien que intenta descubrir quien es
realmente y porqué está aquí. Pero qué puedo decir, esto sólo
son mis reflexiones, a las que se les puede dar sentido o no, son
pensamientos. Son reflexiones en caos.
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